Crónicas urbanas - Medellín Colombia

Anadelia la lustrabotas del parque Berrío
Se tiene el concepto que hay ciertos oficios, que por sus riesgos y caracteísticas, sólo están reservados para que los desempeñe el hombre.
Esa premisa no se cumple en nuestro medio laboral, pues por circunstancias de la vida, muchas de nuestras mujeres trabajan noche y día en oficios calificados como poco femeninos.
En nuestros campos tenemos mujeres cabezas de familia, cargando y arriando mulas, cortando caña o sembrando café, tumbando selvas para sembrar el pan coger.
La ciudad no se escapa al paisaje del diario vivir, donde miles de mujeres trabajan más duro que los mismos hombres.
Si miramos la fotografía podemos observar que es una mujer la que está desempeñando el trabajo de lustrabotas.
A estos personajes que a diario ponen elegantes nuestro calzado, los conocemos como lustrabotas o betunadores, pero ellos se hacen valer su oficio y les gusta que los llamen los artistas del calzado.
Este noble oficio se desenvuelve en las calles de cualquier ciudad del mundo, dando lustre y armonía a la vanidad del hombre.
Hay lustrabotas con aires de aristocracia en hoteles, edificios y oficinas, los hay con puestos fijos y organizados, pero el lustrabotas común y corriente tiene que caminar noche y
día por calles, bares y cantinas, entre borrachos indolentes, canzones, atrevidos y hostiles.
Para ser lustrabotas no hay que ser doctor ni conocer la oratoria, pues sólo basta la voluntad de trabajo, sin complejos de vanidad.
Ana Delia, la dama que aparece en la foto, vive en un barrio cualquiera de Medellín, con las dificultades que pueda tener un ser humano.
Está librando la financiación de su casita, y ve por una familia compuesta de 6 personas.
Todos los días a las 8 de la mañana con sus implementos de lustrar, una silla para sentar el paciente y una banqueta para ella, se ubica en pleno parque Berrío a esperar que lleguen los potenciales clientes.
No cuenta con un techo para librarse de los rayos del inclemente del sol o la lluvia cuando se presenta, que no deja de ser su peor aliada, sólo las copas de los frondosos
árboles la protejen al menos del ardiente calor.
Por la habilidad de sus manos pasan zapatos de caballeros, damas y gente del común y corriente y para muestra un botón, el cliente de la foto es una tinterita
que a pesar del poco dinero que gana, necesita una buena lustrada por que sabe que una buena presentación atrae clientes en su oficio de tinterita.
Llevar los zapatos lustrados y relucientes para el hombre paisa es una carta de presentación ante la conquista de una mujer.
No falta el bellaco que se hace lustrar y sale sin pagar aduciendo que se le quedó la plata y que luego vuelve a cancelar, mas no regresa, de hecho la tumbaron, pero Ana Delia
no se achicopala - acorbardarse - por eso, se limita a decir que son gages del oficio.
A las seis de la tarde guarda sus bártulos, cansada pero satisfecha de haber conseguido el dinero que hace falta para la manutención del hogar, regresa a su casita que brilla y
colorea allá en lo alto del barrio Doce de Octubre.
Mañana será otro día para madrugar y continuar con la lucha del diario vivir.
Amigo turista... Colombiano o del extranjero, cuando vengas a mi ciudad, pregunta como es Medellín por dentro. Conoce estos lugares que también hacen parte de nuestras costumbres e idiosincrasia paisa.
Crónica escrita por Carlos E. Alvarez editor de chispaisas.info
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